El caso de Gonzalo Vilas y su famosa ilustración «A noite nova da zona vella» es un excelente ejemplo de cómo un ilustrador puede destacar al crear una obra que conecta profundamente con el público. Vilas, a finales de los años 80, capturó la esencia de la vida en el casco antiguo de Santiago de Compostela con un mapa lleno de detalles humorísticos y característicos que reflejaban tanto la vida nocturna como los aspectos cotidianos de la ciudad. Este tipo de obra demuestra el impacto que una ilustración puede tener al ir más allá de la mera representación gráfica, convirtiéndose en un símbolo cultural.
Lo que diferencia a esta ilustración es su capacidad para evolucionar con el tiempo sin perder su esencia. A lo largo de los años, ha tenido diversas reediciones, añadiendo y quitando locales en función de la realidad cambiante del lugar, lo que ha permitido que el mapa siga siendo relevante para las nuevas generaciones. Esto resalta un principio clave en el éxito de los ilustradores: la capacidad de adaptación, manteniendo la autenticidad y la conexión con el público.
Un buen ilustrador no solo debe tener destreza técnica, sino también una visión única que aporte un significado más profundo a su obra. En el caso de Vilas, su estilo humorístico, cargado de referencias locales y cotidianas, ha sido clave para que su obra perdure y siga siendo popular más de 30 años después de su creación. Este fenómeno subraya cómo las ilustraciones pueden influir emocionalmente, generando nostalgia y sentido de pertenencia en las personas.
Además, la viralización reciente de la obra en plataformas como TikTok demuestra que el poder de una buena ilustración puede trascender generaciones y formatos. Las redes sociales, en este caso, han actuado como un canal para que nuevas audiencias redescubran esta obra, dándole una segunda vida y permitiendo que continúe conectando con el público de manera fresca y contemporánea.
La trayectoria de Vilas y su mapa muestra que una ilustración no solo debe ser visualmente atractiva, sino que debe ser capaz de capturar la esencia de una época o lugar, adaptarse al cambio y generar conexiones profundas con las personas. Esto es lo que realmente distingue a un ilustrador y le permite destacar en el tiempo.