Nos abre las puertas Jaime Conde, director de quattro idcp y no cuenta un poco más sobre ellos.
Cuando alguien descubre vuestra agencia se hace seguro una pregunta: ¿Por que el nombre de quattro idcp?
Buscábamos un nombre que no fuera ni estridente ni pretencioso, pero que te hiciera preguntar: «¿Qué es eso?».
Todo comenzó en un brainstorming para ver posibles nombres de la agencia. Ya teníamos uno casi decidido, pero al terminar una de las reuniones, alguien propuso uno nuevo, medio en broma medio en serio…
Sin embargo, ahí quedó, en la pizarra. Con el paso de los días fue ganando adeptos y, finalmente, decidimos llamarnos: quattro industria destiladora de creatividad publicitaria.
Es la esencia de lo que somos.
Remontémonos en el tiempo, ¿cómo nace la agencia?
Hace 15 años comenzó todo como un estudio pequeñito muy centrado en trabajos de diseño gráfico. Cosas muy específicas, muy concretas: packaging, imágenes corporativas, plasmación gráfica de conceptos externos… Queríamos abordar proyectos más complejos, con más aristas. El camino fue evolucionar de forma natural hasta convertirnos en agencia de publicidad y así, en 1999, nace quattro idcp. Comenzamos seis personas, a las que se han ido sumando otras muchas. Y después de 15 años, aquellos seis seguimos juntos con la misma idea de agencia.
quattro idcp hace poco ha hecho una apuesta con unas nuevas oficinas. ¿No es algo raro en los tiempos que corren?
Depende de cómo lo mires.
Quizás lo raro sea quedarse quieto, esperando a ver qué pasa, aunque por supuesto da un cierto vértigo. Teníamos ganas de tener un local en el que nos viéramos reflejados, que sirviera de escaparate, de amplificador de nuestro trabajo y de nuestra manera de ver la publicidad. Llegó el momento de decidir, si dar un paso adelante o mirar hacia otro lado… Y nos lanzamos.
Nos ha sorprendido la forma de comunicar el cambio. ¿Cómo surgió Noicaruguani?
Buscábamos transmitir que comenzábamos una nueva etapa, una nueva temporada. De ahí saltamos a la idea de los trailers de la series, surgió el personaje Noicariguani, el rodaje del trailer….
Siempre partes de un eje creativo. En esta ocasión nos reunimos gente de cuentas y creatividad: Miguel, Xabi, Toni, Rober y yo comenzamos a hablarlo. Cada uno aporta su visión y cuando te das cuenta, ya se ha liado.
Y luego, el resto de la agencia, todos echan una mano en lo suyo: Ruth, Cecilia, Alma, Marta, Chus, Raquel, Patricia, Bea…
El proyecto fue muy enriquecedor como grupo. Ver cómo toda la agencia se volcaba con el rodaje, el atrezzo, el guión… Todavía nos reimos con el material sobrante que visionamos de vez en cuando.
Otra de las acciones que nos ha llamado la atención ha sido el pantonario de morenos, publicado en BriefingGalego.com. Inclusive hemos visto a gente mirar su color de piel. ¿Siempre sois tan originales? Porque también recordamos El Pluscuamperfecto…
Es que no entendemos otra manera de hacerlo. Somos una agencia, nos gusta nuestro trabajo y creemos en la creatividad como fuerza que lo mueve todo, las ventas, la comunicación… La única manera coherente de comunicarnos con nuestros clientes es hacerlo del mismo modo. No me imagino mandando unas botellas de vino o cualquier otro regalo convencional. Y luego está la recompensa, cuando un cliente o un compañero de profesión te llama y te felicita, cuando un amigo te cuenta que se ha emocionado con lo que ha leído o que se lo ha llevado a casa para enseñárselo a su familia. Esos momentos son impagables.
¿Qué objetivos tiene quattro idcp en los próximos años?
Queremos potenciar todavía más la creatividad, generar y atraer el talento, esa será nuestra obsesión los dos próximos años.
No pretendemos crecer en facturación por el mero hecho de crecer. Ya hemos logrado la dimensión adecuada para acometer todo tipo de proyectos, nos sentimos cómodos tal y como somos. Buscamos clientes con los que seguir haciendo Publicidad.
¿Cree que el mercado se profesionalizará más con la crisis?
Sin duda, creo que habrá una purga, como en el resto de los sectores. Una cierta catarsis es hasta saludable, nos obliga a todos: clientes, agencias, proveedores, etc., a ser más eficientes y sobre todo a fijarnos mucho más en los resultados. Es importante ignorar los cantos de sirena, ver más allá del envoltorio y pensar si con esta campaña voy a vender más.
El gran beneficio de la crisis es que obligará a todo el mundo a ver la publicidad como un medio para conseguir objetivos, generar ventas o construir marca.
Tener clientes como R es la envidia de mucha agencias, destaca la originalidad de sus anuncios, ¿cómo es trabajar con ellos? ¿os dejan vía libre?
En absoluto, no hay barra libre. Como cliente tienen una gran receptividad para ver cosas nuevas. Nos dan cancha para mostrarles cosas atrevidas, diferentes, pero no vale todo, al contrario. Llevamos casi 10 años trabajando para R, haciendo campañas de publicidad, acciones de marketing directo, su revista corporativa, etc., y nunca ha habido «vía libre». El grado de exigencia es enorme y el listón creativo con ellos está siempre muy alto y en constante evolución.
Importa la creatividad pero siempre supeditada a conseguir unos objetivos, tenemos una estrategia corporativa que hay que alimentar, una marca que hay que construir y enriquecer pero además hay unos objetivos concretos que tienes que lograr en cada acción.
Es una gozada trabajar para una empresa como R y ayudar a construir una marca con esta reputación.
Una pregunta obligada en nuestras entrevistas: ¿Con qué campaña sueñas?
Recientemente uno de mis sueños ya se ha cumplido. Con la campaña informativa de la Gripe A que hemos desarrollado para la Xunta, se desarrollaron aplicaciones para colegios y por fin mis hijas entienden a qué se dedica su padre. Por lo demás somos afortunados, ya hemos hecho cosas en el extranjero, trabajamos con grandes marcas, hemos tenido reconocimientos en renombradas publicaciones… No me puedo quejar.
Sueño con seguir disfrutando de nuestro trabajo, contar con la confianza de nuestros clientes y que siga habiendo noches en las que regreso a casa con ganas de contar la campaña en la que hemos estado trabajando todo el día.